Tecnología, redes sociales, arte, vulnerabilidad y cristianismo.

Marco Enrique Salas Laure
9 min readOct 8, 2019

¿Por qué lo pulido nos resulta hoy hermoso?

El filosofo surcoreano Byung-Chul Han[1] abre el capítulo “Lo pulido” de su obra “La salvación de lo bello”; con esta pregunta. ¿Lo has pensado? ¿Lo has reconocido en tu vida cotidiana? ¿Has sentido que existimos en una sociedad positiva para la cual lo pulido e impecable no daña?

Te propongo tres ejemplos de “lo pulido e impecable” en nuestra cotidianidad.

1. Tecnología y “lo pulido”.

Un caso muy interesante de la sociedad positiva se encarna en la tecnología. Corría el año 2013 cuando LG saco su propuesta para el mundo de los smartphones . El G Flex[2] Entre sus características más relevantes estaba: “Cubierta trasera con sistema de auto-regeneración de arañazos”. Parece un detalle súper relevante, sobre todo para quienes sufrimos de manos de mantequilla y se nos suelen caer los teléfonos.

Sin embargo, esta característica hace pensar que el Smartphone es invulnerable. Su recubrimiento artificial mantiene al teléfono en un estado permanente, el estado “pulido”. Este estado elimina toda negatividad que se le presente y no ofrece ninguna resistencia.

2. Redes sociales y “lo pulido”. [3]

Pudo haberse entendido esa “invulnerabilidad” del G Flex como un nuevo paso hacia la tecnología y el futuro. No obstante, “lo pulido” en la tecnología es reflejo de “lo pulido” en la sociedad. En el caso de la comunicación ocurre lo mismo.

El mundo de las redes sociales es el mundo del “sharing” y del “me gusta”. En la medida que le ayudes al algoritmo a precisar tus gustos; en esa misma medida el algoritmo elimina los aspectos negativos. De forma tal que dichos aspectos “se eliminen porque representen obstáculos para la comunicación acelerada” (Han, 2015, p. 12).[4] Es decir: “La comunicación pulida carece de toda negatividad de lo distinto y lo extraño. La comunicación alcanza su máxima velocidad cuando lo igual reacciona a lo igual. La resistencia que viene del otro perturba la pulida comunicación de lo igual” (Han, 2015, p. 23).

3. El arte y “lo pulido”.

El caso del artista Jeff Koons es un buen ejemplo. Es reconocido por ser un maestro de las superficies. Recientemente instalo una obra en París[5].

Koons, a diferencia de otros artistas que se declaran partidarios de la superficie bella y satinada[6], prefiere que en sus obras no exista ningún desastre, ninguna vulneración, ninguna quiebra, ningún agrietamiento ni costura. Por ese motivo, podemos decir que el arte de Koons es un arte de las superficies pulidas e impecables que trae como consecuencia un “efecto inmediato”.

¿Qué quiere decir efecto inmediato? Quiere decir que cualquier espectador que se posicione frente a una obra de Koons no debe interpretar, descifrar ni pensar nada. Provocando un “me gusta” instantáneo. Cómo cuando vamos bajando nuestro feed de Instagram y no nos detenemos mucho a ver una foto, estampa, pintura, etc. Sino que si nos gusta de inmediato (sin siquiera interpretarla) le damos “like” y a seguir viendo…

Por eso Han (2015) afirmara: “En presencia de su arte no son necesarios ningún juicio, ninguna interpretación, ninguna hermenéutica, ninguna reflexión, ningún pensamiento […] Está vaciada de toda profundidad, de toda abisalidad, de toda hondura” (p. 12).

Antes de continuar, en el caso de la lectura (por poner otro ejemplo pequeño) el escritor Adolfo Córdova afirma que el “lector ideal” es: “El que no se queda en la superficie, él mismo pone las pistas… Son aquellos que leen hasta las últimas consecuencias, buscando más allá del libro, conectan sus lecturas con sus vidas, con el chat, con la foto de perfil. Es ese que no tiene miedo de moverse entre un soporte y otro buscando conexiones. Retomando a Barthes, sería como ese lector que mata al autor encontrándole un propio sentido a todo”[7].

Hasta aquí cabe decir que en todos los casos lo que se busca es eliminar la resistencia, la negatividad, lo vulnerable, la profundidad. Todo lo que elimina el estado de “lo pulido” conlleva a eliminar, en últimas, la distancia.

Photo by Yomex Owo on Unsplash

4. Negatividad, vulnerabilidad y distancia.

Ahora, teniendo aún por hilo el estilo de Koons, hablemos de la distancia contemplativa. Esta distancia es necesaria para poder hacer un juicio estético. Sin embargo, el arte de lo pulido elimina esta distancia y las posibilidades que propicia.

Frente al arte se disponen dos sentidos: el tacto y la vista. Ambos sentidos quedan en juego con “lo pulido”. Podemos afirmar con Roland Barthes (2002) que el sentido del tacto es “el más desmitificador de los sentidos, al contrario de la vista, que es el más mágico” (p. 155).

En las obras de Koons se elimina la distancia en cuanto se elimina la posibilidad de ver.[8] En consecuencia, dirá Han (2005) que: “sin distancia no es posible la mística” (p. 15) y por eso, la desmitificación[9] convierte todo en degustable y consumible. La distancia que se rompe y el tacto que entra en acción frente al arte de Koons, destruye la negatividad de lo completamente distinto. Todo esto, dicho de otro modo, es una “intolerancia” al misterio, a lo totalmente otro, a la intimidad, a la contemplación, en últimas, al silencio.

Por último, llama la atención que al existir en las obras de Koons una superficie completamente pulida; está provoca el efecto de espejo. Es decir, uno va a ver una obra de arte y termina viéndose así mismo. El encuentro con lo otro, con la alteridad, con la negatividad de lo distinto y de los extraño, termina siendo un encuentro conmigo mismo.

https://twitter.com/JeffKoons/status/1130562164358635521?s=20

5. La belleza y la negatividad.

Lo opuesto a la positividad de lo pulido es la negatividad del arte. Para Hans-Georg Gadamer[10] esa negatividad es esencial para el arte, su herida. Esa negatividad que está frente a nosotros cuando vemos arte nos hace pensar que en ella hay algo que nos enternece, sacude, conmociona, remueve. El arte nos pone en cuestión y nos surge la apelación “tienes que cambiar tu vida”. Por eso, afirmará Gadamer (1991): “La obra de arte nos obliga a reconocerlo. «Ahí no hay ni un lugar que no te vea. Tienes que cambiar tu vida.» Es un impacto, un ser volteados, lo que sucede por medio de la particularidad con la que nos sale al paso cada experiencia artística” (p. 42).

Dicho esto, debemos reconocer que “lo bello mismo resulta satinado cuando se le quita toda negatividad, toda forma de conmoción y vulneración. Lo bello se agota en el “me gusta”. […] Hoy resulta imposible la experiencia de lo bello. Donde se impone abriéndose paso el agrado, el “me gusta”, se paraliza la experiencia la cual no es posible sin negatividad. […] Lo único que mantiene despierta la mirada es la alternancia rítmica de presencia y ausencia, de encubrimiento y desvelamiento”.

6. La vulnerabilidad, la fragilidad, la negatividad una apuesta de Jesús.

Frente a toda esta sociedad positiva, su apuesta por lo pulido, pulcro, liso e impecable y su esfuerzo por eliminar la intimidad, la alteridad y otros elementos que hemos mencionado. Creo que el cristianismo tiene algo que aportar a esta sociedad.

Solo basta revisar el contenido de los Evangelios para darnos cuenta que no decoran la fragilidad humana. En este sentido el Papa Francisco dijo en su viaje a Chile (2018): “Siempre me gustó el estilo de los Evangelios de no decorar ni endulzar los acontecimientos, ni de pintarlos bonitos. Nos presentan la vida como viene y no como tendría que ser. El Evangelio no tiene miedo de mostrarnos los momentos difíciles, y hasta conflictivos, que pasaron los discípulos”[11].

Podemos encontrar en los Evangelios muchos encuentros entre Jesús y la fragilidad humana. Hay uno que en particular me parece bello. El encuentro que nos narra Juan (20, 20) . En él, Jesús no se muestra con un cuerpo resucitado perfecto sino con un cuerpo herido. De hecho, cuando me encuentro con esta escena oro con las palabras de Mariola López Villanueva, rscj: “Me enseñas que la vulnerabilidad es siempre la lección correcta «porque es fácil ser frío en un mundo que hace muy difícil ser tierno»”.[12]

En esta escena aparecen las heridas expuestas. En nuestra cotidianidad algunas veces caemos en la tentación de exponer las heridas como quien exhibe condecoraciones[13]. Algunos buscando transitar por la vida con la categoría de victimas y descubriendo un placer extraño en llevar la cuenta de las traiciones, errores y daños que nos han hecho. Incluso, existe una competencia por quién está más herido y si mi herida puede superar la tuya, podré reforzar mi condición.

En este sentido, tenemos presente siempre el esquema dialectico en el que somos la víctima y el otro es el agresor. En cambio, Jesús no muestra sus heridas para hacerse la víctima, no para mostrar que esta más herido que sus discípulos, sino para mostrar la condición existencial de la vulnerabilidad en todo ser humano.

7. A modo de conclusión:

1. Frente a la búsqueda de eliminar la resistencia, la negatividad, lo vulnerable, la profundidad. El cristianismo puede mostrar la posibilidad de una apuesta por la sed de belleza, deseo de algo diferente. Deseo de una vida desnuda e incluso de creer en la desnudez de la vida, cómo diría Sofía de Mello.

2. Como hemos dicho Han afirma que “sin distancia no es posible la mística”. El cristianismo puede mostrar la posibilidad de una apuesta por la mística de la fragilidad, de la vulnerabilidad, de la contemplación, de la alteridad que no niego al otro, al distinto, a la negatividad sino que la entiende como don.

3. Frente a una comunicación pulida que carece de toda negatividad de lo distinto y lo extraño. El cristianismo a ejemplo de Jesús, que se dedico a la escucha paciente, puede mostrar la posibilidad de una apuesta por la conversación tranquila y profunda. “Una conversación en la que lentamente caen barreras, en la que lo cotidiano de paso a la confianza, y la confianza a la confidencia” (Olaizola, 2018, p. 73)[14]

4. Frente a una estética donde lo pulido provoca el efecto de espejo. Es decir, uno va a ver una obra de arte y termina viéndose así mismo. El encuentro con lo otro, con la alteridad, con la negatividad de lo distinto y de los extraño, termina siendo un encuentro conmigo mismo. El cristianismo puede mostrar la posibilidad de los encuentros y acompañamientos con los otros puesto que “Cuando conversamos cara a cara puede haber innumerables maneras de expresar alegría, temor, tristeza, revancha, dolor, vergüenza, pudor, hastío o tantos estadios de ánimo con los que nos toca lidiar. Además, en persona hablan nuestras palabras, pero también el gesto, los ojos, las manos, el rubor, la respiración, las ojeras o la sonrisa. […] Vía móvil, nos tenemos que conformar con una carita sonriente, una carita con lágrima, una carita con el ceño fruncido, una mano con el pulgar arriba o la flamenca bailadora. Perdemos lenguaje, sutileza, matiz. Y perdemos también el vértigo y la emoción que da la comunicación cara a cara. Hay personas que se reprochan las cosas en un grupo de Whatsapp, pero luego cuando se encuentran en persona no son capaces de decirse lo que ocurre” (Olaizola, 2018, p. 75).

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Bibliografía:

[1] https://www.herdereditorial.com/contributor/byung-chul-han

[2] https://www.lg.com/es/telefonos-moviles/lg-GFlex-D955

[3] Con cuerdo con Olaizola cuando afirma: “Creo que este mundo de la información nos ofrece herramientas. Y las herramientas en sí no son ni un problema ni una bendición, sino una oportunidad. Lo que tenemos que hacer es aprender a utilizarlas, y también a detectar las dinámicas tramposas en las que nos pueden sumir”. Rodríguez Olaizola, J. M. S. J. (2018). Bailar con la soledad. Editorial Sal Terrae.

[4] Han, B.-C., & Ciria, A. (2015). La salvación de lo bello. Herder Editorial

[5]https://www.abc.es/cultura/abci-jeff-koons-instala-ramo-tulipanes-campos-eliseos-y-enciende-polemica-201910050137_noticia.html

[6] https://www.elmundo.es/elmundo/2013/10/04/cultura/1380879016.html

[7] https://www.pezlinterna.com/single-post/adolfocordova

[8] Entendiendo ver como: “Examinar algo, reconocerlo con cuidado y atención”.

[9] Disminuir o privar de atributos míticos u otros semejantes.

[10] Gadamer, H. G., & Argullol Murgadas, R. (1991). La actualidad de lo bello. el arte como juego, símbolo y fiesta. Paidos.

[11] http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2018/january/documents/papa-francesco_20180116_cile-santiago-religiosi.html

[12] https://rezandovoy.org/pdf/1024

[13] Mendonça, J. T., & Matarranz, T. (2017). Pequeña teología de la lentitud. Fragmenta Editorial.

[14] Rodríguez Olaizola, J. M. S. J. (2018). Bailar con la soledad. Editorial Sal Terrae.

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Marco Enrique Salas Laure
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Written by Marco Enrique Salas Laure

Poeta y teólogo | 📚Magister en Creación Literaria | Con Jesús, el de Nazaret, del lado plenamente humano

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