Pedro Casaldáliga : poeta y místico desde las periferias de América Latina.
1. El lenguaje poético como lenguaje místico.
El teólogo chileno, Juan Pablo Arce, sostiene que «la poesía, como lenguaje, trataría de entrar a la crisis, a la fractura y poder volver a vincular desde el lenguaje simbólico, experiencial y metafórico lo que está en crisis»[1]. A su vez, Emmanuel Taub en “Poesía y revelación”, recuerda que la tarea de la palabra poética es «hacer cercano — amables, humanos — los universos incognoscibles, el mundo-naturaleza, los rostros del hombre, los nombres de Dios, lo inefable».[2] Volver a vincular y hacer cercano son dos formas de expresar lo que implica el ejercicio poético, a saber, hablar de lo trascendente, de lo que está más allá y más acá[3], en lo profundo. En esto, quedaría expresada la primera vocación de la poesía: hablar de lo inefable. Sin embargo, queda abierta la pregunta por ¿cómo se da ese hablar? Responder a esta pregunta, hace pensar en la otra vocación de la poesía: la búsqueda de la trascendencia. Dicha búsqueda acontece como experiencia de extraer del mundo, del cuerpo, de lo que nos afecta, de la crisis personal «los seres, las cosas, los acontecimientos, los actos, de su tiempo ordinario y de su espacio tradicional para mirarlos y percibirlos desde otra dimensión»[4].
Así, la tarea del poeta es, en primer momento, apropiarse de esto que le tensión y, en segundo momento, traducir esto que le conmueve profundamente, poetizar sobre esto. En este sentido, es «a través del pensamiento alquímico y del carácter lingüístico de la realidad, [que] el poeta va creando discursos y palabras que ayudan a hablar de lo que queda oculto y que genera intranquilidad e incertidumbre al corazón humano»[5]. En esto resultan tan cercanos el lenguaje poético y místico, ambos convergen en el intento de hacer parecer (aparecer y aparentarlo) cercano, humano y aprehensible aquello que recibe.
En palabras de Borges, el poeta recibe y traduce al lenguaje lo que le es dado[6] o «habla de la forma que tienen las cosas que no tienen forma»[7] según la definición de poesía de Marwan. El poeta, entonces, «traduce el paisaje, la contemplación o la epifanía en lenguaje»[8].
2. Dom Pedro: el poeta y místico.
Como hemos mencionado, el lenguaje poético vincula, hace cercano, extrae, traduce y habla de aquello que recibe, experimenta y vive. Esta es su forma de apropiarse, de ponerle nombre, de darle alguna forma a la contemplación, a la epifanía. En lo referente al Misterio-Dios, resulta interesante reconocer que el lenguaje poético a ocupado un lugar especial en la forma en la que hombres y mujeres han querido narrar su diálogo/encuentro con dicho misterio. No ha sido otro el camino optado por dom Pedro Casaldáliga. Ha sido este el lenguaje que ha preferido para expresar su experiencia religiosa-mística. Con esto, Pere hace de su teología «la explicación de una vivencia poética previa, que es la experiencia creyente»[9]. En su poesía sugiere y deja puertas y ventanas abiertas[10] para que el lector tenga acceso a su experiencia del Misterio de Dios y de la vida por aquellos paisajes, rostros y nombres de su amado Araguaia. El mismo dirá:
Yo hago versos y creo en Dios.
Mis versos
Andan llenos de Dios, como pulmones
Llenos del aire vivo.
La poesía de Dom Pedro es una poesía mística y al mismo tiempo profética. En este sentido, nos recuerda Víctor Codina:
Si todo poeta es profeta y vidente en medio de la noche, si todo obispo debe ser profeta, como recuerda el mismo Casaldáliga citando al Cardenal Marty, la palabra del obispo poeta Casaldáliga sintetiza ambas funciones en su palabra de fuego y en sus versos duros y transparentes. Denunciar, anunciar, alentar a transformar el mundo y a mantener la esperanza escatológica del pueblo, ésta ha sido siempre la función de los profetas, desde Elias el tesbita a Jesús de Nazaret, pasando por los profetas que escribieron en poemas sus oráculos. Como el profeta Jeremías (Jec 20,7), también él se ha dejado seducir por el Señor.[11]
A este respecto, en “Bandera Abierta” escribe:
Haz de tu ideología
bandera abierta,
no una cuchilla apuntada.
No hagas de tu fe
una agresión redentora.
Haz siempre de ella un sermón
de la Montaña.
No quieras ser fiscal,
sino testigo.
Sé más profeta
que pontífice.[12]
Retomando, Pere no solo cumple una tarea de traducción de una experiencia, es decir, no solo dice poéticamente el misterio, sino que incomoda e inquieta a quien la lee. Por ejemplo, en su oración a San Francisco sostiene:
Tecnócratas muchos
Y pocos poetas.
Muchos doctrinarios
Y menos profetas.
Casaldáliga es místico porque habló del más acá en clave evangélica. Al mismo tiempo, sí «en la raíz de toda profecía hay una profunda experiencia espiritual», también es profeta y maestro espiritual. Además, tenía los ojos abiertos para descubrir en lo que lo rodea a Dios. Optó por balbucear sobre/frente al Misterio. Con esto, es importante precisar que Pere quiere hablar del Dios de Jesucristo, es decir, del Dios que se revela en la vida histórica de este judío marginal. Dicho en sus palabras: «para conocer al Dios verdaderamente ‘cristiano’ hay que renunciar a nuestras ideas previas sobre Dios, y aprender qué, quién y cómo sea Dios, a partir de Jesús”. En este sentido, conviene adentrarnos desde uno de sus poemas-ventanas-puertas abiertas y leer parte de su «Antífonas» de 1994:
Dinos cuál es tu Dios, Jesús; enséñanos
A no hacerlo el Dios que no lo haces.
¡Devuélvenos tu Dios,
Mostrándonos el Padre!
Conviene recordar que el poeta es consciente de la limitación propia del lenguaje poético, como podríamos decir de otros discursos como la teología, catequesis, homilía, etc. En este sentido, dom Pere tan solo alcanza a decir una palabra segunda o una penúltima palabra:
Voy a decir de ti
Mi última palabra.
(Siempre penúltima
Y mía siempre).[13]
En este sentido, Él no quiere manipular a Dios ni a Jesús con su poética-mística y por eso proclama:
¿Cómo dejarte ser sólo Tú mismo,
sin reducirte, sin manipularte?
¿Cómo, creyendo en Ti, no proclamarte
igual, mayor, mejor que el Cristianismo?[14]
Al mismo tiempo, como tantos contemplativos en la acción, místicos y místicas, se abre y sumerge en el silencio para que sea éste el que le hable. Su teología, su poesía y su mística nace del silencio. Leyéndolo podemos experimentar aquello que la poeta brasilera Ana Martins Marques escribe en su poema «Silencio»[15]. Marques sostiene:
Toda habla nace con la cicatriz del silencio,
Que fue quebrado
No hay palabra que no sea marcada por el silencio
Como camisas que secaron
Atadas al tendero
Del mismo modo, frecuentemente el silencio
Surge manchado por una palabra
Como un espejo sucio
La forma más próxima del silencio es el círculo:
Forma geométrica de la espera
«Toda habla nace con la cicatriz del silencio / no hay palabra que no sea marcada por el silencio» y en Pere, podríamos decir que esta experiencia mística se da y se transforma en verbos liberadores para tantos. Sus verbos/versos están atravesados por esta herida, por el silencio de Dios, por Dios mismo. Esto, lo deja plasmado así:
Derramando palabras,
De mis silencios vengo
Y a mis silencios voy.
Y en tus silencios labras el grito que sostengo
Y el silencio que soy.[16]
Otra vez hecho carne
De lectura
Acontecía Dios
En mi silencio.[17]
3. A manera de conclusión.
El teólogo argentino, Michael Moore, en su libro sobre Pedro Casaldáliga recuerda «Si Dios mismo para decir-Se en su Hijo tuvo que sufrir limitaciones ¿cuánto más habrá de padecer el poeta cuando intente pronunciar el Misterio?».[18] Sin duda, así fue la vida del profeta, místico y poeta. Padeció con su vida y en sus versos su opción radical por el Reino de Dios y por el Dios de Jesús. En su poética traduce lo que esto significó para él como creyente y como pecador-obispo:
Yo, pecador y obispo,
me confieso de soñar con la Iglesia
vestida solamente de Evangelio y sandalias,
de creer en la Iglesia, a pesar de la Iglesia,
algunas veces; de creer en el Reino,
en todo caso -caminando en Iglesia-.
Concluyendo, el lenguaje poético como lenguaje místico no alcanza para abarcar lo inefable. Sin embargo, no pretenden esto, al contrario, lo que quieren es que la metáfora, el símbolo, la intuición, el tanteo, nos acerquen a la hendidura, a la profecía, la bienaventuranza, a la libertad. Esta opción por la poesía y la voz profética, también la padece Dom Pedro. Así, grita aún hoy con sus palabras:
Te llamarán poeta
para reírse de tus razones
que desentonan de su razón;
para zafarse de tu Evangelio
que les cuestiona a su propio Dios.
Te llamarán profeta
para exigirte lo que no son,
para llevarte hasta la muerte
y darte un póster en su salón[19]
Finalmente, nuestro místico se descalza, como otros y otras antes de él, ante el amor celoso y nos recuerda una parte esencial de nuestra fe: «el Viento de tus llamas nos liberta. Tú nos amas primero, en todo caso»[20]. Y es desde esta fe, desde donde Dom Pedro Casaldáliga nos ha regalado su poesía-ventana-puerta abierta para dilucidar y degustar un poco de su propia experiencia mística:
Servir bajo el día a día.
Creer contra la evidencia.
Decir siempre una palabra
última de lucha, para
caer luego de rodillas
en silencio.[21]
Ha sido un traductor de la experiencia de Dios, del seguimiento histórico de Jesús, de la opción por los más desfavorecidos y, con esta labor artesanal, tal vez solo nos queda iniciar nuestro propio caminar poético-místico, con ayuda de las pistas de este maestro mistagógico y sus versos, a ver si cambiamos de Dios y de mundo:
Para cambiar de vida
Hay que cambiar de Dios.
Hay que cambiar de Dios
Para cambiar la Iglesia.
Para cambiar el Mundo
Hay que cambiar de Dios.[22]
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Bibliografía.
Arce, “ Juan Pablo. Lenguajes de crisis en la perplejidad humana: notas sobre poesía y mística para pensar la intranquilidad,” Lupa Protestante, 1 de diciembre de 2021 https://www.lupaprotestante.com/lenguajes-de-crisis-en-la-perplejidad-humana-notas-sobre-poesia-y-mistica-para-pensar-la-intranquilidad-juan-pablo-espinosa-arce/ (consultado el 18 de septiembre de 2022)
Borges, Jorge Luis. Borges en la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Buenos Aires: Editorial Agalma, 1993.
Casaldáliga, Pedro. La noche oscura de los pobres en Centroamérica. Agenda Latinoamericana mundial, Centro Nuevo Tierra, 2011.
_____.Cantares de la entera libertad: antología para la nueva Nicaragua. Nicaragua: Instituto Histórico Centro Americano, 1984.
_____.Sonetos neobíblicos, precisamente. Buenos Aires: Editorial Claretiana, 1996.
Codina, Víctor. La teología poética de Pedro Casaldáliga (I). Revista latinoamericana de teología, Vol. 4, №12, 1987: 265–289.
_____. La teología poética de Pedro Casaldáliga (II). Revista latinoamericana de teología, Vol. 5, №13, 1988: 45–65.
Marques, Ana Martins. La vida submarina y otros poemas. Bogotá: Nonada, 2021.
Moore, Michael. Pedro Casaldáliga: Cuando la fe se hace poesía. Buenos Aires: Editorial Claretiana. 2021.
Taub, Emmanuel. Poesía y revelación. Lo inefable, el sueño, el mundo. Buenos Aires: Poetry Ediciones, 2; 2; 11–2014.
[1] Arce, “Lenguajes de crisis en la perplejidad humana: notas sobre poesía y mística para pensar la intranquilidad”.
[2] Taub, Emmanuel; Poesía y revelación. Lo inefable, el sueño, el mundo; Buenos Aires Poetry Ediciones; Buenos Aires Poetry; 2; 2; 11–2014; 28–3, 10.
[3] «La dirección hacia la que apuntan las palabras del discurso del místico no es un “más allá” que les es absolutamente ajeno, sino el “más acá” de la existencia de la cual surgen». Barbosa Cepeda, Carlos. 2016. «El lenguaje místico y la inefabilidad». Ideas Y Valores 65 (diciembre):31–39. https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v65n2Supl.55161.
[4] Ibíd.
[5] Arce, “Lenguajes de crisis en la perplejidad”.
[6] «El poeta no hace; el poeta más bien recibe y traduce, muchas veces malamente, pero recibe algo que es un don, eso vendría a ser la idea de la gracia también». Borges, “Borges en la Escuela Freudiana de Buenos Aires”, 24–25.
[7] “Invierno y mariposas” en Marwan. Todos mis futuros son contigo. Planeta. 2018.
[8] Taub, Poesía y revelación, 12.
[9] Moore, “Cuando la fe se hace poesía”, 10.
[10] «Una de las cualidades de la poesía que no es mera ciencia [es la] sugerencia, y que siempre deja puertas o ventanas abiertas». Ibíd.
[11] Codina, “La teología poética de Pedro Casaldáliga”, 286.
[12] Casaldáliga, Cantares de entera libertad.
[13] Casaldáliga, “Antífonas”, 87.
[14] Casaldáliga, “Sonetos neo-bíblicos, preciamente”, 29.
[15] Martins, “La vida submarina y otros poemas”, 127.
[16] Casaldáliga, “El tiempo y la espera”, 52.
[17] Casaldáliga, “Señor Jesús”, 53.
[18] Moore, “Cuando la fe se hace poesía”.
[19] Casaldáliga, “Todavía estas palabras”.
[20] Ibíd.
[21] Casaldáliga, “El misterio”, 75.
[22] Casaldáliga, “La noche oscura de los pobres en Centroamérica”.