¡Necesitamos liberar a Dios!

Marco Enrique Salas Laure
11 min readNov 28, 2020

--

En estos tiempos tan complejos, difíciles e inciertos para muchos. Como seguidor de Jesús me hago la pregunta: ¿Qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer como comunidad de seguidores y seguidoras de Jesús?

No siempre encuentro respuestas, no siempre el evangelio me dice con claridad por dónde puedo ensayar una respuesta. Tampoco la oración es siempre refugio o mapa para navegar. Muchas veces vivo una mística de ojos cerrados y, compartir la fe, es más una incertidumbre que bandera de esperanza. Por eso, frente estos meses tan complejos, difíciles e inciertos redescubro en la experiencia y en las palabras de Etty Hillesum una propuesta, que si no es completa, al menos me ayuda a orientar algunos pasos.

Corren malos tiempos, Dios mío. Esta noche, por primera vez, me he quedado despierta en la oscuridad, con los ojos ardientes, mientras desfilaban ante mí sin parar imágenes del sufrimiento. Voy a prometerte una cosa, Dios mío, una cosa muy pequeña: me abstendré de colgar en este día como otros tantos pesos las angustias que me inspira el futuro. Pero esto requiere cierto entrenamiento… Voy a ayudarte, Dios mío, a no apagarte en mí, pero no puedo garantizarte nada por adelantado. Sin embargo, hay una cosa que se me presenta cada vez con mayor claridad: no eres tú quien puede ayudarnos, sino nosotros quienes podemos ayudarte a ti y, al hacerlo, ayudarnos a nosotros mismos. Eso es todo lo que podemos salvar en esta época, y también lo único que cuenta: un poco de ti en nosotros, Dios mío. Quizá también nosotros podamos sacarte a ti a la luz en los corazones devastados de los otros. [1]

Estos versos: “sacarte a ti a la luz en los corazones devastados de los otros” con los que Etty cierra esta reflexión, mientras vive en un campo de concentración son contundentes. Ella que ha visto la muerte, la fragilidad humana, la limitación, la soberbia de los poderosos es capaz de, como especie de jaculatoria, decir que es posible sacar a Dios, darlo, ponerlo en los corazones.

Ver galería completa: https://www.instagram.com/p/CH_1g0ejCAC/

Frente a estas palabras quisiera pensar cómo podemos, hoy, en la realidad del mundo y, particularmente, de la Latinoamérica, sacar a Dios a la luz de los corazones de los desechados y descartados, de los oprimidos y de los excluidos. Cómo podemos sacar a Dios a la luz de los corazones de quienes oprimen, vulneran, odian y destruyen a sus hermanos y hermanas, para mantener el poder, la autoridad o el estatus moral. No nos despistemos, la opresión hoy no solo es física sino también psicológica, verbal y, finalmente, epistemológica.

Sobre esto el filósofo surcoreano, Byung Chul-Han afirma: “Hoy no hay lenguaje, hay mudez y desamparo. El lenguaje está siendo silenciado. Por un lado, está este inmenso ruido, el ruido de la comunicación, por el otro está este enorme silencio, un silencio que es diferente del silencio. El silencio es muy elocuente. El silencio tiene un lenguaje”[2].

Me genera preocupación que también, la teología y la Iglesia, tengan una mudez y un desamparo frente al sufrimiento de tantos seres humanos por razón de raza, genero, sexo, religión, opción política, etc. Por eso, necesitamos “teólogos [y teólogas] enraizados en la historia y en la Iglesia, y, al mismo tiempo, abiertos a las inagotables novedades del Espíritu, sepan huir de las lógicas auto-referenciales, competitivas y, de hecho, cegadoras que a menudo existen también en nuestras instituciones académicas y escondidas, muchas veces, en las escuelas teológicas”[3]

Ahora, quisiera responder la pregunta: ¿Cómo sacar a Dios? Para ello, se me ocurren tres caminos: la humanidad, la libertad y la mística horizontal.

1. La humanidad

Nos vendría bien recuperar la voz profética de Dietrich Bonhoeffer. Estoy seguro de que él nos puede ayudar a recuperar lo esencial de la propuesta cristiana: la humanización como camino de plenitud. Bonhoeffer afirma: “Ser cristiano no significa ser religioso de una cierta manera, convertirse en una clase determinada de hombre por un método determinado (un pecador, un penitente o un santo), sino que significa ser hombre, no un tipo de hombre, sino el hombre que Cristo crea en nosotros. No es el acto religioso el que hace que el cristiano lo sea, sino su participación en el sufrimiento de Dios en la vida del mundo.”[4]

Lo propio del cristianismo es el camino de humanización tras las huellas del pobre de Nazaret. Mirar su vida, su historia, su propuesta, su radicalidad, su amor, su compasión y hacernos la pregunta por cómo vivir eso, en el aquí y el ahora, en la situación presente que cada uno vive, siente y piensa.

Mirar la biografía de Jesús y descubrir que…

Tenía una confianza incondicional en el Padre, cuidó la amistad con sus discípulos, e incluso en los momentos críticos permaneció fiel a ellos. Manifestó una profunda compasión por los más débiles, especialmente los pobres, los enfermos, los pecadores y los excluidos. Tuvo la valentía de enfrentarse a las autoridades religiosas y políticas de su tiempo; vivió la experiencia de sentirse incomprendido y descartado; sintió miedo del sufrimiento y conoció la fragilidad de la pasión; dirigió su mirada al futuro abandonándose en las manos seguras del Padre y a la fuerza del Espíritu.[5]

Lo propio del cristiano es ser el ser humano que Jesús crea en nosotros, como sugiere Bonhoeffer. Y esta acción creadora nos lleva buscar lo que Jesús buscó, amar lo que Jesús amó, luchar contra lo que Jesús luchó, en la realidad cotidiana de cada uno. Sacar a Dios siento plenamente humanos, integrando los aspectos fundamentales de la vida de Jesús a la propia existencia de cada uno. Para ello, estos versos de Pedro Casaldáliga, nos pueden ayudar:

Haz de tu ideología bandera abierta,

no una cuchilla apuntada.

No hagas de tu fe una agresión redentora.

Haz siempre de ella un sermón de la Montaña.

No quieras ser fiscal, sino testigo.

Sé más profeta que pontífice.[6]

En ese camino de humanidad que realizó e hizo posible Jesús, nos invita a cultivar y desplegar nuestra vida espiritual teniendo en cuenta al ser humano sin importar su condición. Jesús sabe reconocer al Dios de la vida en otros. No solo en los que piensan como él o forman parte del mismo grupo religioso, ni siquiera si tienen la misma sensibilidad espiritual. Jesús saca a Dios reconociéndolo en los otros y ayudando a que los otros sepan que Dios ya está allí. Esta liberación de Dios es contundente en la vida de Jesús. Él reconoce que Dios ya está allí donde pretende anunciar su buena noticia y realizar su Reino.

Ver galería completa: https://www.instagram.com/p/CHeYvHuDaAE/

Este aspecto es súper importante y esencial en la espiritualidad de la liberación que nos propone Don Pedro Casaldáliga. En su libro “Espiritualidad de la Liberación” recordaba estas palabras de Leonardo Boff: “El misionero llega siempre con retraso: antes que él llegó el Dios-Trinidad, que siempre se está revelando en la conciencia, en la historia, en las sociedades, en los hechos y en el destino de los pueblos”[7].

Esta apertura al otro para descubrir al Dios que ya habita allí. Esta mirada que saca a Dios a los corazones devastados señalando sus huellas, su presencia en las personas que o no lo creían o no podían intuir a Dios porque su condición social o de salud se los impedía, es parte de lo que Jesús vive en su propio camino de búsqueda y humanidad.

Él ante el mínimo signo de vida en las personas con las que se encuentra en el camino, se sorprende y alegra. Ante el mínimo signo del Reino de Dios y del Dios del Reino, celebra esa presencia que ha llegado antes que él.

Curiosamente, en casi todas estas expresiones de efusión su interlocutor no pertenece a la comunidad ni es judío[8]. Por ejemplo, cuando se encuentra con el centurión romano expresa: “Una fe semejante no la he encontrado ni en Israel” (Lc 7, 9). Este Jesús se deja conmover y construir por las experiencias de otros, aunque no crean como él. En este sentido, Edith Stein afirma que “entrar espiritualmente en otra cosa quiere decir a la vez recibirla dentro de sí. Recibir dentro de sí algo distinto y crecer espiritualmente gracias a ello, poder experimentar un incremento de ser, todas estas posibilidades pertenecen a la esencia del espíritu”.[9]

Esta actitud de Jesús invita a los cristianos y no cristianos a preguntarnos si nos dejamos interpelar y construir por los otros y otras, sean o no de nuestro grupo ideológico. Una invitación a que, en la vida cotidiana, en cualquier actividad que realicemos, la apertura al otro sea completa, sincera y amorosa. Una propuesta para buscar al Dios libre y liberador. Al Dios que libera a los otros habitando en ellos, sin imponerse. Como muy bien dice el papa Francisco en la Evangelii Gaudium, para esto se necesita una fraternidad mística y contemplativa:

Allí está la verdadera sanación, ya que el modo de relacionarnos con los demás que realmente nos sana en lugar de enfermarnos es una fraternidad mística, contemplativa, que sabe mirar la grandeza sagrada del prójimo, que sabe descubrir a Dios en cada ser humano, que sabe tolerar las molestias de la convivencia aferrándose al amor de Dios, que sabe abrir el corazón al amor divino para buscar la felicidad de los demás como la busca su Padre bueno. [10]

Además, una propuesta para buscar al Dios libre que no solo se revela a unos pocos privilegiados. Al Dios de la fragilidad que se hace presente allí donde sufre la carne y corazón del ser humano. En fin, una invitación a descubrir al Dios que ya está en todo ser humano, sobre todo, en el ser humano que sufre. En este criterio se fundamenta el proyecto de fraternidad universal y amistad social que nos propone el papa Francisco en la Fratelli Tutti. En esta encíclica el Papa afirma:

Hay creyentes que piensan que su grandeza está en la imposición de sus ideologías al resto, o en la defensa violenta de la verdad, o en grandes demostraciones de fortaleza. Todos los creyentes necesitamos reconocer esto: lo primero es el amor, lo que nunca debe estar en riesgo es el amor, el mayor peligro es no amar (cf. 1 Co 13,1–13). […] Quien no vive la gratuidad fraterna, convierte su existencia en un comercio ansioso, está siempre midiendo lo que da y lo que recibe a cambio. Dios, en cambio, da gratis, hasta el punto de que ayuda aun a los que no son fieles, y «hace salir el sol sobre malos y buenos» (140)[11]

Dicho esto, podemos recordar también las palabras proféticas de Monseñor Romero:

Todo aquel que se preocupa del hambriento, del desnudo, del pobre, del desaparecido, del torturado, del prisionero, de toda esa carne que sufre, tiene cerca a Dios. Clamarás al Señor y te escuchará. La religión no consiste en mucho rezar. La religión consiste en esa garantía de tener a mi Dios cerca de mí porque hago el bien a mis hermanos. La garantía de mi oración no es el mucho decir palabras, la garantía de mi plegaria está muy fácil de conocer: ¿cómo me porto con el pobre? Porque allí está Dios.[12]

Sueño como joven, como laico, como teólogo y como discípulo de Jesús que los cristianos, todos y todas, y que la Iglesia, en cuanto institución y jerarquía, caminemos y nos dejemos “guiar por el Espíritu más que por nuestros razonamientos [para] buscar al Señor en toda vida humana” (Gaudete et Exsultate, 42). Liberando a Dios de nuestros templos, esquemas y seguridades. Liberando al hermano y hermana, contándole la buena noticia de un Dios que siempre ha estado en la vida cotidiana y en el corazón de cada uno. A fin de cuentas, como muy bien San Agustín afirmaba: “Dios es más interior a mí que lo más íntimo mío”. Y así, sacar a Dios a la luz en los corazones devastados de los otros.

*Este es un extracto del capítulo: Sacar a Dios. Este capítulo forma parte del libro gratuito: Esperanzando las teologías de la liberación. Si quieres leer el capítulo completo, te invito a descargar el libro. El mismo cuenta con el prólogo de Diego Irrarrazaval y el epílogo de Maria Clara Bingemer, el libro también incluye los aportes de Gabriela Carrera, José Pablo Herrarte, Teresa Gonón y Domingo Lux desde Guatemala, Francisco Bosch y Lucas Antognazza desde Argentina, Frania María desde Nicaragua, René Flores OFM, desde El Salvador, Víctor Treminio OFM desde Panamá, Suzana Moreira desde Brasil y yo, Marco Enrique Salas Laure, desde Panamá/Colombia.

Link de descarga: https://linktr.ee/esperanzando

Gracias por leer! Si disfrutaste este artículo, puedes presionar el botón de aplaudir 👏🏽 (a tu lado izquierdo de la pantalla) para ayudar a que otros lo encuentren; o puedes compartir el enlace en tus redes.

Puedes decirme Hola en Twitter, mirar lo que comparto en Instagram, enviarme un email, leer más artículos en mi perfil de Medium o conectar conmigo en otras redes.

[1] Hillesum, Una vida conmocionada: diario 1941–1943, 142–143 (La oración del domingo por la mañana (12 de julio, 1942)).

[2] Niels Boeing and Andreas Lebert, “Byung Chul Han : El Lenguaje Está Siendo Silenciado,” Bloghemia, accessed November 14, 2020,

https://www.bloghemia.com/2020/10/byung-chul-han-el-lenguaje-esta-siendo.html?fbclid=IwAR01Y1NOc_i7NVFrTfja7psyy07C1p276neb-dkr-riCturPnSuSODJ02a0.

[3] Intervención del Santo Padre Francisco en el encuentro sobre el tema: “La teología después de Veritatis gaudium en el contexto del Mediterráneo”, organizado por la Pontificia Facultad de Teología del Sur de Italia (Nápoles, 20–21 de junio de 2019).

[4] Resistencia y rendición, 30 de abril de 1944.

[5] Christus Vivit, 31.

[6] Pedro Casaldáliga, Cantares de la entera libertad: antología para la nueva Nicaragua (IHCA — CAV — CEPA, 1984), 77–78.

[7] Pedro Casaldáliga & José M. Vigil, Espiritualidad de la liberación (Santander: SalTerrae, 1997), 237.

[8] ¡Mujer, qué grande es tu fe! (Mt 15,28); ante el centurión romano, admirado, dice a la gente: Les digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande (Lc 7,9); tampoco oculta su admiración ante la pecadora en casa de Simeón: Te aseguro que si ella da tales muestras de amor es que le han sido perdonados sus muchos pecados (Lc 7, 47), y no le pasa desapercibida la viuda que echa su limosna en el templo: Les aseguro que esa viuda pobre ha echado en las arcas más que todos los demás (Mc 12,43); y en medio de la agonía, da esperanzas al ladrón arrepentido: Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc 23,43).

[9] Edith Stein, Obras completas, vol. IV (Burgos: Monte Carmelo, 2003), 682.

[10] Evangelii Gaudium, 92.

[11] Fratelli Tutti, 92.140.

[12] M. Romero: 5º Domingo De Tiempo Ordinario (05/02/78) (ciclo A),” Portal De Los Servicios Koinonía, acceso 14 de noviembre de 2020, https://servicioskoinonia.org/romero/homilias/A/780205.htm.

--

--

Marco Enrique Salas Laure
Marco Enrique Salas Laure

Written by Marco Enrique Salas Laure

Poeta y teólogo | 📚Magister en Creación Literaria | Con Jesús, el de Nazaret, del lado plenamente humano

No responses yet