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La Iglesia desde la mirada de Monseñor Romero

Marco Enrique Salas Laure
12 min readDec 12, 2020
  1. Introducción. La eclesiología latinoamericana.

Uno los elementos fundamentales de la eclesiología latinoamericana es su búsqueda de conectar la Iglesia con la causa del Jesús histórico, es decir, con el proyecto del Reino de Dios. Esta eclesiología plantea una conversión de la Iglesia a este Reino que predicó e hizo evidente el pobre de Nazaret. Incluso afirma que “La Iglesia no es el Reino, sino «germen y principio» del Reino. […]La Iglesia no es el Reino, sino una servidora del Reino. El Reino es mayor que ella. La sobrepasa”.[1] Por tanto, el proyecto del Reino de Dios es el horizonte de la misión eclesial. Esta misión no se piensa desde otra historia ni se realiza para otra historia, al contrario, entierra sus pies en la historia viva de cada pueblo, nación, país y sociedad. Justamente porque “en ella, incluso ella misma, debe estar al servicio del Reino, al servicio de la Causa de Dios que es también Causa del Ser Humano”.[2]

Esta invitación se hace de manera especial a la estructura eclesial, es decir, a “su organización, sus recursos, sus bienes, su derecho”[3] que deben disponerse para hacer vigente “la Causa de Jesús, que es justicia, amor, libertad, misericordia, reconciliación, inmediatez con Dios”.[4] De esta manera queda clara la misión eclesial puesto que “el objetivo de Jesús no fue «fundar una Iglesia», sino servir al Reino. No sería verdaderamente «Iglesia de Jesús» aquella que no pusiera cómo él, su vida al servicio del Reino como absoluto”[5].

En el presente artículo deseo reflexionar en torno a los puntos esenciales de la eclesiología de Monseñor Romero y como él propone caminos y opciones para hacer posible una Iglesia servidora del Reino de Dios en cuanto servidora de la utopía que Dios mismo le ha propuesta a esta comunidad de seguidores y seguidoras de Jesús. Caminos y opciones que hoy pueden ayudar a continuar el momento de renovación eclesial que vivimos en este momento con el pontificado del Papa Francisco.

2. La Iglesia seguidora de Jesús de Nazaret.

La Iglesia siempre debe preguntarse por su misión y su razón de ser en cada momento de la historia. Luego de la llegada de Jorge Mario Bergoglio desde Argentina para ocupar la misión de ser Obispo de Roma. Algunos han sentido un nuevo momento histórico para la Iglesia. El Papa argentino ha iniciado en el centro de la curia romana una renovación eclesial que busca construir una Iglesia “pobre y para los pobres” y que sea “hospital de campaña”.

Aunque esta misión de renovación eclesial ha tenido una fuerza esperanzadora innegable. También es cierto que muchos sectores de la Iglesia se resisten a estos cambios. Frente a estas resistencias me parecen muy alentadoras las palabras de Monseñor Romero en su segunda carta pastoral. En ella afirma:

Es evidente que, en los últimos años, la Iglesia tiene una nueva visión del mundo y de su relación con este mundo. Quien no capte o acepte esta nueva perspectiva se incapacita para comprender a la Iglesia. Mantenerse, por ignorancia o por intereses egoístas, anclado en un tradicionalismo sin evolución es perder hasta la idea de la verdadera tradición cristiana; porque la tradición que Cristo confío a su Iglesia no es como un museo de recuerdos que conservar.[6]

Estas palabras de Monseñor Romero dejan en evidencia que la Iglesia no es un museo sino un cuerpo vivo. También, junto a estas palabras, leemos las palabras de Francisco que ha dicho que existe el riesgo de construir y transformar “la vida cristiana en un museo de recuerdos”.[7]

Con esto, surge la necesidad de entender esa dinámica de la experiencia eclesial que siempre se va renovando y acogiendo “estas novedades del Espíritu Santo”.[8]

Una vez más, las palabras de Monseñor Romero frente a esta pregunta: ¿Qué es lo que da este dinamismo y esta actualidad perenne a la eterna tradición de la Iglesia? Son profundas y contundentes. En su segunda carta pastoral continúa diciendo:

No es oportunismo o infidelidad al Evangelio, como se ha repetido en nuestros días. La respuesta debe buscarse en lo más profundo de nuestra fe. A la luz de la fe en el misterio de la Iglesia, los cambios en la Iglesia, lejos de degenerarla y hacerla infiel a la tradición, la hacen más fiel y la identifican mejor con Jesucristo. [9]

Me parecen realmente hermosas y esperanzadoras estas palabras. Romero entiende que la renovación eclesial siempre pasa por una búsqueda de que la Iglesia sea más fiel a Jesús y se identifique mejor con él. La experiencia nos dice que en la Iglesia ciertamente hay mucho Reino de Dios, sin embargo, también hay mucho anti-reino. La Iglesia debe buscar todo el tiempo responder a la pregunta por su fidelidad e identificación con Jesús de Nazaret. Esto, sin duda, le llevará a pensar que “fuera del servicio al Reino, fuera de la buena noticia para los pobres… no hay verdadera Iglesia de Jesús. Podrá haber institución eclesiástica, se podrá hacer uso (o abuso) del nombre de Jesús, pero su Espíritu estará lejos de allí”. [10]

Por esta razón, Monseñor Romero define a la Iglesia como…

La comunidad de hombres que profesan la fe en Jesucristo como único Señor de la historia. Es una comunidad de fe cuya primera obligación, cuya razón de ser está en proseguir la vida y la actividad de Jesús. Ser Iglesia es mantener en la historia, a través de los hombres, la figura de su Fundador.[11]

Si ésta es la definición de Iglesia, ella siempre debe buscar ser “la carne en la que Cristo concreta, a lo largo de los siglos, su propia vida y su misión personal”.[12] En este sentido, la renovación eclesial no es renovar únicamente tal o cual estructura, mejorar tal o cual plan pastoral, tener mejores discursos, palabras o métodos evangelizadores. Todo esto importa. Sin embargo, visto desde la eclesiología de Romero, el centro de la renovación eclesial es el seguimiento de Jesús. La Iglesia se renueva no por ser infiel a alguna tradición sino y, sobre todo, por ser fiel a Jesús de Nazaret. Siendo esto así, la Iglesia se aleja del peligro de la auto-referencialidad que siempre amenaza su misión.

Recuerdo aquí las palabras de Joseph Ratzinger que cuando era cardenal afirmó:

Me parece innegable que existe demasiada auto-ocupación de la Iglesia consigo misma. Habla demasiado de sí, mientras tendría que dedicarse más y mejor al problema común: hallar a Dios, y hallando a Dios, hallar al hombre. …Creo que en realidad son los testimonios la primera condición para la nueva evangelización. Personas que, viviendo la fe en su vida cotidiana demuestren que la fe da vida, una vida verdaderamente humana en la comunión y en la comunidad. Sólo de esta manera puede hacerse comprensible el contenido del mensaje, y por ello necesitamos núcleos de cristianos que realicen esta verificación de la fe en la vida –tanto personal como comunitariamente- y ofrezcan a todos una experiencia cuyas raíces sean dignas de conocer[13]

Hoy sigue vigente la necesidad de una Iglesia que sea comunidad de hombres y mujeres que viven el evangelio, que siguen a Jesús de Nazaret y actúan como Jesús (la verificación de la fe de la que habla Ratzinger), proclamando el reino de Dios a los pobres, especialmente, el cumplimiento de la profecía de Isaías de llevar la buena nueva a los pobres, y la libertad a los presos y a los oprimidos[14]. Generando así un modo de convivir entre los hombres de modo que se sintieran hermanos y de esta forma también hijos de Dios.[15]

3. La Iglesia identificada con la causa de Jesús.

Otro criterio para la renovación eclesial es la cercanía de ella con la realización de la voluntad de Dios. Sin embargo, en nombre de la “voluntad de Dios” muchas veces la jerarquía eclesiástica ha renunciado a mirar los signos de los tiempos. En nombre de la voluntad de Dios ha negado la opción por una iglesia más humilde, pobre, sencilla y evangélica. Incluso, identifica la voluntad de Dios con la voluntad humana que ha dejado muchas tradiciones como intocables, cuando sabemos que no lo son.

En este sentido, Monseñor Romero nos ayuda a tener en mente un criterio para el discernimiento eclesial, comunitario y personal. Si la Iglesia quiere estar cerca de Dios, es decir, hacer su voluntad debe tomar en cuenta el siguiente criterio:

Hay un criterio para saber si Dios está cerca de nosotros o está lejos: el que nos está dando la palabra de Dios hoy: Todo aquel que se preocupa del hambriento, del desnudo, del pobre, del desaparecido, del torturado, del prisionero, de toda esa carne que sufre, tiene cerca a Dios. Clamarás al Señor y te escuchará.[16]

Por eso, la Iglesia que camina en este tiempo debe preguntarse si en verdad realiza la voluntad de Dios estando cerca de los pobres, hambrientos, desnudos, desaparecidos, torturados, prisioneros, etc. Aquí sugiero no identificar la renovación eclesial como la renovación de la curia romana, sino, la iglesia toda ella, donde sea que este. Por eso, siento que la Iglesia en muchos lugares no esta cerca de Dios. Suele callar, suele aliarse con los poderes políticos, suele juntarse con otras denominaciones cristianas o religiones si es para debatir y refutar algún tema de moral. ¿Y levantar la voz por los descartados de la historia? Poco o nada. En algunas iglesias locales hace falta volver a Jesús y su proyecto para descubrir en él una fuerza y esperanza profundamente arraigadas en la lucha contra los signos de anti-reino. En este sentido Monseñor Romero es contundente y afirma:

La religión no consiste en mucho rezar, la religión consiste en esa garantía de tener a mi Dios cerca de mí; porque le hago el bien a mis hermanos. La garantía de mi oración, no es el mucho decir palabras, la garantía de mi plegaria está muy fácil de conocer: ¿Cómo me porto con el pobre?, porque allí está Dios; y en la medida en que te acerques a él y, con el amor con que te acerques o el despreció con que te acerques, así te acercas a tu Dios. Lo que a él haces, a Dios se lo haces; y la manera como mires a él, así estás mirando a Dios. Dios ha querido identificarse de tal manera, que los méritos de cada uno y de una civilización se medirán por el trato que tengamos para el necesitado y para el pobre.[17]

Sí, como hemos dicho, la renovación eclesial inicia con su identificación y fidelidad a Jesús de Nazaret. También debemos decir que no hay renovación eclesial, ni universal ni local, allí donde la Iglesia se aleje y desprecie a los pequeños con los que Jesús se identifico y los pequeños a los que Jesús acogió, restauro, libero e integro en su comunidad. La Iglesia no anuncia palabras, credos, dogmas o verdades, sino que busca “anunciar la promoción de los hombres, sabiendo que en cada hombre está escondido Dios y que el respeto a cada hombre así sea el más pobre e indigente, es respeto, devoción aptitud casi de adoración a nuestro Dios”[18].

Por eso, la renovación eclesial también es recordar la memoria de las causas. Esta renovación eclesial implica que la Iglesia empiece a caminar de otra manera, vivir de otra manera, hablar de otra manera. No como una contra-cultura sino como fermento pequeño de la Buena Noticia del Evangelio y de la vigencia del Reino de Dios y del Dios del Reino.

En este sentido, otro profeta, santo y maestro de la Iglesia Latinoamericana, Pedro Casaldáliga, ha sintetizado esta realidad en dos poemas:

Haz de tu ideología bandera abierta, no una cuchilla apuntada.

No hagas de tu fe una agresión redentora.

Haz siempre de ella un sermón de la Montaña.

No quieras ser fiscal, sino testigo. Sé más profeta que pontífice.[19]

El Reino une. La Iglesia divide cuando no coincide con el Reino.[20]

Finalmente, quisiera cerrar estas dos ideas claves: seguir a Jesús e identificarse con su causa con otras palabras contundentes de Romero:

Una religión de misa dominical, pero de semanas injustas, no gusta al Señor. Una religión de mucho rezo, pero con hipocresías en el corazón, no es cristiana. Una Iglesia que se instalara sólo para estar bien, para tener mucho dinero, mucha comodidad, pero que olvidara el reclamo de las injusticias, no sería la verdadera Iglesia de Nuestro Divino Redentor y por eso tiene que padecer, tiene que sufrir, tiene que ser perseguida porque muchos no comprenderán, instalados en sus comodidades, aún sacerdotes, pueden ser el estorbo de este auténtico reino del Señor.[21]

La identificación con Jesús también pasa por la pobreza y el reclamo de las injusticias. Al fin y al cabo, el mismo Jesús ha dicho a sus discípulos que hay que buscar primero el Reino de Dios y su justicia.

Por eso, no hay verdadera renovación eclesial sin una firme opción por una Iglesia más pobre. Pobre en todo sentido. A la hora de su liturgia, a la hora de dialogar con otros, a la hora de construir la amistad social y la fraternidad universal.

Más aún…

todo esto nos da un nuevo talante, un nuevo espíritu en nuestra relación con el mundo: un espíritu de humildad, de apertura, de diálogo, de optimismo, de reconocimiento de la presencia del Señor en todo lo bueno que hay en el mundo, de colaboración con todos los que luchan por la misma causa, de una especie de ecumenismo integral, etc.[22]

A manera de conclusión.

La eclesiología de Romero sugiere que: a) la Iglesia existe para vivir y luchar por la misma causa de Jesús; b) La Iglesia debe ser solidaria con los pobres y su historia liberadora. Estos dos elementos son esenciales en el proyecto de renovación eclesial de este momento. En síntesis, es la propuesta de volver a Jesús de Nazaret y a su seguimiento histórico:

Es un seguimiento histórico, del Jesús histórico de Nazaret que vivió entre nosotros y de una Iglesia que está encarnada en el mundo de la historia. No es una simple imitación mimética y externa de Jesús, sino un actuar como Jesús actuó, pero en la historia de hoy, es un seguimiento historizado y actualizado del proyecto de Jesús que es el Reino de Dios. Es un seguimiento que lleva al conocimiento vital de Jesús, a asumir sus opciones por los pobres, los pecadores y los que sufren, su estilo nazareno, su relación con el Padre, su conflicto con el anti-Reino, su muerte y resurrección.[23]

En este sentido Monseñor Romero, a su estilo personal, se integra a la lista de tantos otros, hombres y mujeres de Dios y del pueblo, que ayudan a comprender lo fundamental en tiempos de crisis eclesial. Pues bien, otro teólogo latinoamericano, Jon Sobrino, afirma que “siempre que la Iglesia ha pasado por momentos de crisis, relajación o desorientación, los cristianos más lúcidos han vuelto al seguimiento de Jesús -como lo hizo evidentemente D. Bonhoeffer- para encontrar orientación e identidad, relevancia y gozo en la vida cristiana”[24]

Ojalá la voz de Romero nos ayude a seguir renovando la Iglesia y buscando que ella se convierta cada vez más al Reino de Dios. Que la voz de Romero, sus criticas siempre profundas, sensatas y libres, nos animen a encarnar “en el tiempo y en el lugar, en cada pueblo, en cada cultura, no uniforme, no monolítica” la Iglesia de Jesús. Puesto que la misión de la Iglesia “sólo será auténtica si es la misión de Jesús en las nuevas situaciones y circunstancias de la historia del mundo”.

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[1] Pedro Casaldáliga & José M. Vigil, Espiritualidad de la liberación (Santander: SalTerrae, 1997), 237.

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.

[4] Ibíd.

[5] Ibíd.

[6] Monseñor Oscar A. Romero, Cartas Pastorales y Discursos de Monseñor Oscar A. Romero (El Salvador: Centro Monseñor Romero, 2007), 47.

[7] Papa Francisco, “La vida cristiana no es un museo de recuerdos,” Vatican Radio Archive, acceso 14 de Noviembre de 2020,

https://www.archivioradiovaticana.va/storico/2015/04/28/la_vida_cristiana_no_es_un_museo_de_recuerdos,_dijo_el_papa_en_su/es-1140182.

[8] Ibíd.

[9] Romero, Cartas Pastorales, 48.

[10] Casaldáliga, Espiritualidad de la liberación, 237.

[11] Romero, Cartas Pastorales, 52.

[12] Romero, Cartas Pastorales, 48.

[13] Ratzinger, Joseph, Ser cristiano en la era neopagana (Madrid: Ed. Encuentro, 1995), 141–147.

[14] James R. Brockman, Pastoral Teaching of Archbishop Oscar Romero [La enseñanza pastoral de Mons. Romero], SPIRITUALITY TODAY, Summer 1988, Vol.40 №2.

[15] Romero, Cartas Pastorales, 43–44.

[16] Monseñor Oscar A. Romero, “5º Domingo De Tiempo Ordinario (05/02/78) (ciclo A),” Portal de los servicios Koinonía, acceso 14 de noviembre de 2020,

https://servicioskoinonia.org/romero/homilias/A/780205.htm.

[17] Ibíd.

[18] Ibíd.

[19] Pedro Casaldáliga, Cantares de la entera libertad: antología para la nueva Nicaragua (IHCA — CAV — CEPA, 1984), 77–78.

[20] FCV, 75.

[21] Monseñor Oscar A. Romeo, “2º Domingo De Adviento (04/12/77) (ciclo A),” Portal de los servicios Koinonía, acceso 14 de Noviembre de 2020,

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/A/771204.htm.

[22] Casaldáliga, Espiritualidad de la liberación, 237.

[23] Marcelo Trejo y Rosario Hermano, eds., La Reforma de la Iglesia en tiempos de discernimiento (Montevideo: Amerindia, 2015), 202.

[24] J.Sobrino, Seguimiento de Jesús, en C. Floristán, J.J. Tamayo, (Eds), Conceptos fundamentales del cristianismo, Trotta, Madrid 1993, 1290.

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Marco Enrique Salas Laure
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Written by Marco Enrique Salas Laure

Poeta y teólogo | 📚Magister en Creación Literaria | Con Jesús, el de Nazaret, del lado plenamente humano

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